07-Manzana Ácida
Manzana Ácida o Carmen Esteban, como se llama realmente, es una chica soñadora y al mismo tiempo realista. Su familia, en donde están incluidos sus padres y hermana, es su bien más preciado. Actualmente intenta ser feliz y también encontrar un trabajo, al mismo tiempo que se dedica a realizar cosas que le gustan como escribir, aprender y buscar su yo interior. La fotografía le ayuda con esta última tarea, en ella encuentra una forma de mostrarse cuando no es posible hacerlo de otro modo. A través de ella puede expresarse y liberarse de todo lo que aprieta y a la vez le permite hacer feliz a otros.
La fotografía siempre estuvo presente en su hogar, era algo muy importante para sus padres. Cuando la familia está lejos, cosas como una carta, una imagen o un pequeño recuerdo de un momento juntos se vuelven muy importantes. El tío Rafael llegó un día de Francia y le regaló a la mujer de su sobrino una de sus cámaras. Es así como su madre descubrió el entusiasmo por la fotografía desde su primer carrete.
De niña ya miraba las fotos con esa mirada curiosa y ese pensamiento constante de los fotógrafos: "¿Cómo hubiera hecho yo la foto?". No hacía fotos aún, pero ya las miraba. Ya de mayor empezó con una compacta analógica que sus padres le regalaron para que hiciera fotos de los bichos que perseguía por todas partes. Es así como empezó, cazando bichos. Luego se consiguió un trípode, y a pesar de que ese trípode le trajo muchas alegrías y buenas fotos, también le dejó un pinzamiento lumbar, así que le tocó reposar. Con el reposo empezaron otro tipo de fotos, pues su cabeza y su alma no podían estar sin sacar lo que sentían y hasta ahora no pueden...
No tiene claro cuál es su tema favorito en la fotografía, pues esto depende un poco de la temporada. A veces son flores, otras bodegones, a veces autoretratos... Ella ve la vida como una especie de espiral, de ruleta cíclica en donde cada tiempo necesita algo distinto. Eso es lo que ella piensa, aunque los que miran sus fotos dicen que lo que más les llama la atención de ellas son los detalles y los primeros planos.
Actualmente tiene una Nikon D7000 y un objetivo todo terreno (18-200 mm) con los que se arregla muy bien, sin embargo a veces recurre a su macro 105 mm o esporádicamente a un 35 mm. Usa muy poco el flash ya que no le gusta demasiado la luz dura y es por eso que suele dejarlo de lado.
Si hay algo que le inspire a la hora de fotografiar, eso son las cosas cotidianas, la luz natural. Los detalles cotidianos y los gestos naturales que no son forzados y que le permiten ver la intimidad interior. Eso es lo que la inspira, además de las cosas de su casa, su familia y su corazón.
Ella piensa que una buena foto sólo debe estar hecha con pasión y ser parte de uno, del fotógrafo. Y si hablamos de una una foto que ella nunca haría, esta sería una que esté por delante de una vida humana.
Entre los mejores momentos que le ha dado la fotografía cuentan el pedirle a su abuela que sonriera para una foto y haberlo conseguido. La foto en sí no tiene ninguna pretensión si hablamos sobre técnica fotográfica, sin embargo para Carmen es una de las mejores fotos que ha hecho en su vida.
Si tuviera que aconsejarle algo a un principiante en la fotografía, le diría que no se desanime nunca. Siempre hay algo por aprender. Nadie está encima de nadie, tampoco en esto. Le diría que agradezca siempre lo aprendido y cada ayuda, como quiere hacerlo ella en este mismo instante: "Gracias a cada uno de los que han contestado siempre mis preguntas. A cada uno de los que siempre me han ayudado y dado apoyo, de un modo u otro. A cada amigo, al otro lado del mar, en el lado opuesto de la pantalla, al que se ha tomado un refresco conmigo, al que ha aguantado mis lágrimas, al que se ha reído cuando estaba contenta o el que ha llorado conmigo. A todos los que me quieren, que son muchos. A mis maestros que tienen paciencia conmigo, aún sin saber que son mis maestros. A mi familia. Por toda esa fortuna que me dan, gracias. Gracias por este honor, por todo".
La fotografía siempre estuvo presente en su hogar, era algo muy importante para sus padres. Cuando la familia está lejos, cosas como una carta, una imagen o un pequeño recuerdo de un momento juntos se vuelven muy importantes. El tío Rafael llegó un día de Francia y le regaló a la mujer de su sobrino una de sus cámaras. Es así como su madre descubrió el entusiasmo por la fotografía desde su primer carrete.
De niña ya miraba las fotos con esa mirada curiosa y ese pensamiento constante de los fotógrafos: "¿Cómo hubiera hecho yo la foto?". No hacía fotos aún, pero ya las miraba. Ya de mayor empezó con una compacta analógica que sus padres le regalaron para que hiciera fotos de los bichos que perseguía por todas partes. Es así como empezó, cazando bichos. Luego se consiguió un trípode, y a pesar de que ese trípode le trajo muchas alegrías y buenas fotos, también le dejó un pinzamiento lumbar, así que le tocó reposar. Con el reposo empezaron otro tipo de fotos, pues su cabeza y su alma no podían estar sin sacar lo que sentían y hasta ahora no pueden...
No tiene claro cuál es su tema favorito en la fotografía, pues esto depende un poco de la temporada. A veces son flores, otras bodegones, a veces autoretratos... Ella ve la vida como una especie de espiral, de ruleta cíclica en donde cada tiempo necesita algo distinto. Eso es lo que ella piensa, aunque los que miran sus fotos dicen que lo que más les llama la atención de ellas son los detalles y los primeros planos.
Actualmente tiene una Nikon D7000 y un objetivo todo terreno (18-200 mm) con los que se arregla muy bien, sin embargo a veces recurre a su macro 105 mm o esporádicamente a un 35 mm. Usa muy poco el flash ya que no le gusta demasiado la luz dura y es por eso que suele dejarlo de lado.
Si hay algo que le inspire a la hora de fotografiar, eso son las cosas cotidianas, la luz natural. Los detalles cotidianos y los gestos naturales que no son forzados y que le permiten ver la intimidad interior. Eso es lo que la inspira, además de las cosas de su casa, su familia y su corazón.
Ella piensa que una buena foto sólo debe estar hecha con pasión y ser parte de uno, del fotógrafo. Y si hablamos de una una foto que ella nunca haría, esta sería una que esté por delante de una vida humana.
Entre los mejores momentos que le ha dado la fotografía cuentan el pedirle a su abuela que sonriera para una foto y haberlo conseguido. La foto en sí no tiene ninguna pretensión si hablamos sobre técnica fotográfica, sin embargo para Carmen es una de las mejores fotos que ha hecho en su vida.
Si tuviera que aconsejarle algo a un principiante en la fotografía, le diría que no se desanime nunca. Siempre hay algo por aprender. Nadie está encima de nadie, tampoco en esto. Le diría que agradezca siempre lo aprendido y cada ayuda, como quiere hacerlo ella en este mismo instante: "Gracias a cada uno de los que han contestado siempre mis preguntas. A cada uno de los que siempre me han ayudado y dado apoyo, de un modo u otro. A cada amigo, al otro lado del mar, en el lado opuesto de la pantalla, al que se ha tomado un refresco conmigo, al que ha aguantado mis lágrimas, al que se ha reído cuando estaba contenta o el que ha llorado conmigo. A todos los que me quieren, que son muchos. A mis maestros que tienen paciencia conmigo, aún sin saber que son mis maestros. A mi familia. Por toda esa fortuna que me dan, gracias. Gracias por este honor, por todo".
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