Especial / Fotógrafos del mes / 2012

12-Toni Grimalt

No sabe exactamente si primero fueron los viajes y luego la fotografía o visceversa, lo que sí sabe es que en su vida ambos van a la par, ya que no puede imaginarse lo uno sin lo otro y parte de sus mejores recuerdos están dentrás del visor.

Toni Grimalt
Toni Grimalt
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Viajar lo impulsó a mejorar sus habilidades tras la cámara. Todavía recuerda con nostalgia el sonido de arrastre que su primera “gran cámara”, una Pentax K-1000, hacía al obturar y avanzar el carrete, los esfuerzos para controlar la velocidad y la apertura en ese mundo que hoy a muchos les parece la prehistoria, que era el de las cámaras analógicas totalmente manuales. Esta combinación de viajes y fotografía fue alimentándose mutuamente, haciendo que Toni deseara descubrir nuevos horizontes, lugares exóticos donde los turistas fueran viajeros, donde no existiera la masificación; deseaba que llegara el invierno para poder tomarse unas vacaciones y buscar nuevos enclaves, nuevas culturas y fotografiarlo.

Después de la K-1000 descubrió el mundo Nikon, viajó durante años con su Nikon FM3a y luego con la maravillosa F4, llenado de imágenes sus archivos de papel y en diapositivas. Fruto de esos años fue su primera exposición “Dues mirades, quatre mons” (Dos miradas, cuatro mundos), una exposición en la que quiso reflejar su visión personal de la Isla de Pascua e Iguazú. A pesar de ser un reticente a la entrada en el mundo de la fotografía digital, al final sucumbió. Ese paso y el querer adaptarse a la nueva cámara, a sus ópticas y a sus balances antes de irse de viaje, fue lo que lo impulsó a salir de nuevo a fotografiar Mallorca, y fue así como descubrió la Mallorca que hasta hoy en día sigue buscando y recorriendo, esa Mallorca recóndita, diferente, virgen, llena de luz, esa Mallorca que todavía conserva su identidad socio-cultural, esa Mallorca desconocida por muchos de sus visitantes.

Al descubrir esta nueva visión de la isla, se plateó la posibilidad de realizar una colección sobre esa Mallorca más escondida a los ojos de los turistas, plasmarla en imágenes y realizar un trabajo de calidad. Fue así como nació la exposición “La Mallorca que jo veig” (La Mallorca que yo veo), y posteriormente “ L’Illa de la calma”, exposiciones en cuyas imágenes han perdido el protagonismo los humanos y lo han ganado los enclaves donde el mar, las calas, las primeras luces, o las últimas, en donde estos paisajes son el eje principal, mayoritariamente en formato panorámico que lo obligó a unir hasta de 9 o doce imágenes para conseguir el efecto deseado.

Estas exposiciones son un reflejo de lo que todavía debemos conservar, comprimen en imágenes la belleza de la isla y el encanto que todavía conserva y que fácilmente puede descubrir el viajero que la visite.

En estos momentos Toni trabaja bastante en la isla, buscando nuevas imágenes con su Nikon D3X y la D-700, aunque no olvida sus ansias aventureras y sigue viajando. Parte de su trabajo puede verse en su web www.tonigrimalt.com y también en alguna colaboración con publicaciones del ámbito cultural y local.
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