Espíritu monacal
La desamortización pretendió una clase media de labradores propietarios (el nuevo Estado Burgués). Se subastaron públicamente tierras y bienes “no productivos” (donaciones, testamentos y abintestatos) en poder de las llamadas “manos muertas” (Iglesia Católica, órdenes religiosas y territorios nobiliarios).
En España suponía, además, obtener ingresos extraordinarios para amortizar los títulos de deuda pública, Duró desde Godoy (1798) hasta Calvo Sotelo (1924), pero la de Mendizábal (tercera) fue la que afectó al Monasterio de Santa María de El Paular en 1835, con la expulsión de la Orden Cartuja, abandonándose el cenobio después de 445 años (la declaración de Monumento Nacional de 1876, siendo rey Alfonso XII, evitó la ruina total).
El día que se expropiaba para crear una Universidad de verano (18 de julio de 1936) se inició la guerra civil y no se retomó el proyecto hasta que el Ministerio de Educación lo readquirió en 1943. Pero en 1942, Franco se había alojado en Montserrat en su primer viaje oficial a Cataluña, y pensó edificar un centro de espiritualidad benedictina en Madrid que fuese lo que Montserrat para Barcelona.
En usufructo, el 31 de diciembre de 1948, la orden benedictina inició la instalación de una abadía con colegio de vacaciones y una casa de formación monástica para España, Chile, islas Filipinas y Australia. En 1954 se escrituró la cesión a los benedictinos y cinco monjes de Valvanera (La Rioja) llegaron a tomar posesión y reconstruir el Monasterio, restableciendo la vida monástica interrumpida durante 119 años y dando continuidad al espíritu monástico que siempre alumbró estas instalaciones.
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