Añoranzas del Albaycín

Añoranzas del Albaycín

(DEDICADA A LAS DOS LOLAS Y A TODOS LOS COMPAÑEROS DE KDA)



Dormidos en los recovecos de la memoria los recuerdos esperan una caricia o un roce que los despierte: un aroma, una frase, un dibujo, un paisaje…
Caminando por el Albaycín una tarde de añoranzas pasé junto a la cancela de un viejo carmen en una encrucijada de callejones desconocidos y al mirar el interior me acordé de pronto de otra calle, de otro carmen y de un beso furtivo.
En busca de aquel añorado rincón de antaño seguí callejeando por aquel inmenso laberinto diseñado para soñar despiertos, pero después de muchas vueltas y revueltas no logré encontrarlo. Y ya de noche volví, calle de María la Miel abajo, al carmen que había despertado mis recuerdos de otro tiempo. Sentados en el escalón de la cancela dos adolescentes se besaban y observándolos pensé: ¿Quién de los dos buscará mañana este lugar?
Y mientras bajaba hacia la Calderería Vieja me acordé de Justine la Cluse, mi profesora de psicología en la Sorbona, que una tarde me dijo mientras paseábamos por el Quartier Latin:
- L´affective n´est pas contrôlable par le cognitif.
Afortunadamente las emociones no se llevan bien con el razonamiento. El día que eso ocurra habrá muerto el amor.